jueves, 5 de febrero de 2009
MILENIO 05/02/09
ARTISTA Y ARQUITECTA
Esta denominación profesional, directamente aplicable a la célebre Georgette Klein (Suiza, 1893-1963), aunque es un denominativo de uso común, implica un pleonasmo dado que la profesión del arquitecto se encuentra ya englobada por el arte. Sin embargo, este singular personaje, una excéntrica pintora que fué muy reconocida en la década de los veinte por sus textiles que circulaban en Zurich y París, también por una sola obra, se le considera una interesante arquitecta del siglo XX. Dicha obra, la casa “Sciaredo”, recientemente remodelada y abierta al público, que se encuentra en la región suiza del Tesino y fué diseñada por Georgette Klein en 1932. Curiosamente, Klein permaneció soltera hasta los 37 años, cuando se mudó al pequeño paraje rural de Barbengo, que destaca por su situación remota y natural que se conserva hasta nuestros días. En este lugar conoció a Luigi Tentori un artesano local que tenía diez años más que ella y que además de aportar el terreno donde se edificó la casa, también ejerció como albañil en los trabajos de su construcción. A pesar de que Klein no tenía estudios en arquitectura, el estilo de la casa revela que estaba muy al corriente de las ideas de la Nueva objetividad, el movimiento racionalista que prevalecía en Alemania en aquella epoca. Una interesante coincidencia es que en ese mismo año, Juan O’Gorman completa la casa-estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo en San Ángel, en la ciudad de México. La coincidencia no sólo está en la fecha sino en la geometría y volumetría de ambas casas. Tanto una como otra se conciben como objetos exentos del contexto circunadante, en un caso rural y en el otro urbano, una idea claramente derivada de la plástica racionalista derivada del gran arquitecto suizo Le Corbusier. Las dos casas comparten también una característica peculiar, su destino es fungir como residencia y lugar de trabajo de sus propietarios, una tipología en ciernes que ahora es mucho más común, pero que aunada a la excentricidad de los artistas que vivieron en estas casas, las cubre de un halo que las hace obras únicas e irrepetibles.
Lorenzo Rocha
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