jueves, 14 de mayo de 2009

MILENIO 14/05/09


CRISIS DEL ESPACIO PÚBLICO

La situación de emergencia sanitaria por la que acabamos de pasar, si bien ha sido muy dura para la población –sobre todo aquella que ha sufrido las consecuencias directas de la enfermedad– puede tener una parte positiva si somos capaces de aprender algunas de las lecciones que nos ha dejado. La más importante de éstas podría ser la necesidad de relativizar lo que consideramos normal, respecto a una situación de emergencia. Durante los 17 días que duró la alerta máxima, vivimos una especie de “suspensión de los derechos de proxemia”, que incluyó la clausura temporal de toda actividad que propiciara el contacto humano. Gradualmente la situación vuelve a la normalidad, el lunes se reabrieron las escuelas primarias, último paso del reestablecimiento de todas las actividades urbanas habituales. Sin embargo, en lo que respecta al estado general del espacio público de nuestra ciudad, parece que la calidad de vida durante la situación de emergencia en general era mucho mejor que en condiciones normales. Durante poco más de dos semanas, el aire que se respiraba en el Valle de México estuvo notablemente más limpio, condición determinante para evitar las enfermedades respiratorias, además de muchos otros inconvenientes que presenta la vida cotidiana en la Ciudad de México. Por mencionar sólo algunos, principalmente los relacionados a la neurastenia que deriva del tráfico, o del cierre de calles por manifestaciones.
¿Qué debemos hacer cuando nos damos cuenta de que nuestra situación normal presenta aspectos de bienestar inferiores a los de una situación de crisis?
Quizá sea el momento de poner sobre la mesa de discusión, un plan radical para mejorar la zona metropolitana del Valle de México. Parece aclararse con el paso de los años, y los repetidos desastres naturales y humanos, que una concentración de población de estas dimensiones, tiene un potencial constante de generar circunstancias de crisis como la que vivimos en estos momentos. Es vital que el gobierno busque, junto con la sociedad, un mejor equilibrio en la distribución de la población dentro del vasto territorio nacional.
Lorenzo Rocha

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